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viernes, 28 de octubre de 2011

DIANA ATAMAINT CON OCASIÓN DEL LANZAMIENTO DE LA CONSTITUCIÓN DEL ECUADOR EN SHUAR

Quito,  20 de septiembre de 2011
Señor Presidente
Colegas legisladores
Pueblo ecuatoriano del que la nacionalidad Shuar es parte

Asistimos a este acto de carácter histórico en el que se hace conocer al mundo nuestra Constitución en lengua Shuar. Traemos la alegría del niño que juega en el río; la fe inquebrantable de la abuela que espera junto al fogón, nuevos días; la magnanimidad del guerrero reductor de cabezas, y el ejemplo de dignidad y rebeldía de la mujer shuar.

El Ecuador y el mundo verán nuestra Constitución en la lengua que interpreta el poder y el ruido de la cascada; la generosidad de los ríos; la riqueza abundante de la selva; la transparencia del cielo que muestra en su esplendor al arco iris; y, la humedad que guarda vida. Nuestra lengua conjuga la diversidad y ama la unidad.

Este hecho es trascendental pues da cuenta que el texto constitucional, es una señal potente que nos orienta hacia la interculturalidad.

Aquí nos acompaña el espíritu guerrero de Arutam, el mismo que se encarnó en los combatientes de Paquisha y del Alto Cenepa. Con nosotros están la mujeres generosas, rebeldes y hermosas con sus vestidos y plumas, que no miran que el país haya sido injusto con sus hijos, sino que aprenden de su entorno natural diverso y construyen un país unido en esa diversidad. Ellas que lo sienten y viven al Ecuador como propio, a pesar de los siglos de exclusión y marginación, hoy nos acompañan. Ellas son las madres de Bosco Wisuma, el profesor que ofrendó su vida por el agua y por los Derechos de la Naturaleza que rezan en la Constitución hoy traducida al shuar.

Los más pobres de los pobres, los indígenas ecuatorianos queremos construir un país justo, solidario, equitativo e incluyente. Para ello queremos caminar de la mano y luchar junto con nuestros hermanos mestizos. Pues hemos de coincidir, colegas legisladores, que el cambio profundo que reclamamos aún esta pendiente y que las viejas estructuras económicas, políticas y sociales siguen de pie. Para avanzar en esa perspectiva, disponemos de la Constitución que contempla un conjunto de Derechos y Garantías que están siendo peligrosamente ocultadas tras la coyuntura política y los apuros electorales del Ejecutivo.

Nos llama profundamente la atención de que las actuales condiciones políticas y de apoyo popular al Presidente de la República, no estén siendo aprovechadas para dar un golpe histórico al aparato de acumulación, claramente ineficiente y corrupto que se encuentra en manos de los mismos grupos económicos de poder. No nos detengamos ni perdamos el tiempo en diseñar e implementar políticas cosméticas ni clientelares. Invirtamos los importantes recursos y el capital político del Ejecutivo en acciones de fondo, que reclaman nuestros pueblos.

Nuestra Constitución que fue labrada en décadas con la participación decidida de las fuerzas sociales y políticas que queremos un Ecuador unido en la diversidad, próspero y solidario, nos da la posibilidad de construir leyes para que se distribuya de mejor manera la riqueza y no se concentre la misma en las manos de los de siempre o de nuevos grupos de poder.

La actual Legislatura tiene el deber histórico de encausar su acción para lograr las leyes que terrenalicen los hermosos preceptos constitucionales. Para que este acto simbólico al que asistimos adopte una real trascendencia histórica, debemos materializar la Constitución. Para ello nos resta construir una ley que distribuya la tierra para que el indígena y el campesino la trabajen y produzcan alimentos; así mismo, debemos elaborar una ley de aguas concretar los derechos de la naturaleza y reformar la Ley de minas para avanzar en un proceso serio de explotación donde los recursos sean para los ecuatorianos y no para las transnacionales y unos contados socios criollos serviles.

Presidente Cordero, te recordarán nuestros niños, mujeres y hombres por haber concretado esta iniciativa que habla de tu comprensión de la realidad ecuatoriana y de tu nivel de compromiso.
Aquella alegría de los niños, la fe de los abuelos, la magnanimidad del guerrero, el ejemplo de las madres shuar, y las mejores tradiciones de organización y lucha de nuestro pueblo, amante de la paz, junto a los espíritus que hemos invocado, nos acompañarán para desbrozar y caminar la trocha que aún queda por andar para alcanzar la inclusión, la equidad, la interculturalidad y la justicia, no solamente para los shuar que habitamos las provincias de Pastaza, Morona Santiago, Orellana, Sucumbíos, Zamora Chinchipe, inclusive en la costa, sino para todos los ecuatorianos.

Señoras y señores asambleístas.

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